Tuesday, February 7, 2012

Cien años de soledad, por Gabriel García Márquez

Leí por primera vez Cien años de soledad a los 17 o 18 años.  Era un libro gordo, encuadernado en piel marrón que me regaló mi tío—y que aún conservo. Macondo entró en mi imaginación como un hechizo, y sus habitantes inolvidables se volvieron casi tangibles para mí. Con mi padre, que también leyó el libro por aquellos tiempos, tomábamos turnos para releerlo y comentarlo, lo cual a veces ayudaba a recordar cuál de los Aurelianos fue el que hizo esto o aquello, cuál de las excéntricas hermanas fue la que comía las paredes… He vuelto a Cien años… muchas veces, y en cada lectura he sido testigo de la imaginación de un genio. Es como observar un cuadro de Rousseau o de Picasso, o como asomarse a una charca y contemplar los reflejos de la realidad.
Miriam Fabiancic

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